Intenta mejorar este combo: un escénico castillo gótico rojo ocupando una isla en una serie de lagos de aguas cristalinas, que forman parte de un parque nacional de paisajes de postal, rematado por una localidad histórica de lindas casas de madera, habitada por una minoría étnica exótica que parece fuera de lugar en estas latitudes.
Todo esto está al lado de Vilnius, la vibrante capital de Lituania, a tan sólo unos pocos kilómetros de distancia.
Vilnius ha conservado un centro monumental barroco y neoclásico, con parques que te hacen sentir como si estuvieras en el campo, con gente acogedora, una gran vida nocturna, buena comida, excelente cerveza, e incluso un curioso barrio bohemio llamado Užupis.
Hoy en día la comunidad Karaim es muy pequeña, a pesar de que sobrevivió al Holocausto durante la ocupación nazi, gracias a que no fueron considerados judíos.
Quizá esta foto se parezca a la portada de la quinta edición de la guía Lonely Planet de los estados bálticos, pero ellos no tienen a esta encantadora señora achicando agua de los barcos, que no se decidía a moverse.
¿Sabías que el Gran Ducado de Lituania fue el país más grande de Europa en el siglo XIV?
Y Trakai su capital, durante algunos años.
El Palacio Ducal. El castillo de Trakai fue restaurado y reconstruido de su ruina por lituanos, polacos, rusos y alemanes en el siglo pasado, las mismas naciones que han estado disputándose esta tierra durante su larga historia.
Altos vuelos. Una actividad muy popular en Lituania es montarse en globo aerostático.
Me pregunto qué harían para detener a los caballeros teutónicos, invasores y otras amenazas cuando el lago se congelaba.
Si tienes la suerte de venir en un día soleado y te gusta jugar con la cámara, la diversión está garantizada.
Hay una selecta exposición de artefactos antiguos que cuentan la historia del país en las estancias de la fortaleza.
El escudo de armas de Lituania, aquí representado en un pionero estilo picasiano.
Los magníficos colores del lago al atardecer.
Con la luz adecuada y algunas nubes de otoño, el paisaje se enciende de forma espectacular.
Como tiene que ser, el castillo, los lagos y las 21 islas que se
incluyen en este parque nacional, están embrujados por trágicas
historias de amor, de acuerdo con los mitos y leyendas del lugar.
Estos magníficos tótems surgen de una larga tradición de tallado en madera en el arte popular lituano.
Para llegar al castillo hay que cruzar el pueblo, que se extiende por unos dos kilómetros a lo largo de una península, rodeado por pintorescas vistas al lago en todas direcciones.
Trakai es el hogar de una comunidad muy singular, la karaim: hablan turco, pero su religión es una forma de judaísmo. Se trasladaron aquí, procedentes de Crimea (Ucrania) a finales del siglo XIV.
A pesar de que Trakai está llamado a convertirse en la principal atracción del país, aún está lejos de ser una trampa para turistas.
No, no son de verdad, es un poste. Pero casi cuela.
Fuente: Atlasofwonders.com
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