Suele
pasar que redescubrimos un sitio que tiene todos los parámetros para
coronarse en la lista de paisajes que en cualquier foto se ve un tanto
irreal.
Hablamos de un paraje apenas habitado, con un pueblo con casas
de adobe en un paisaje que promedia los 4.000 metros de altura, con
colores, formas y texturas que bien podrían hacer de escenografía de un
paisaje del planeta marte.
De hecho, los propios visitantes que llegan al lugar, no dudan en
describir la experiencia como un viaje a un paisaje “de otro planeta”.
Entre las zonas áridas y desprovistas de la puna, apenas algunos
poblados sobreviven en medio del silencio, entre ellos, el pueblo de Tolar Grande en Salta, Argentina
Tolar Grande es un destino recluido, aislado y poco visitado de Argentina, y un paisaje que a cualquiera dejaría sin aliento:
Cerca de Tolar Grande, en la
provincia de Salta, se encontraron hace pocos años en los llamados ojos
de mar (lagunas saladas y profundas en altura) algunas de las colonias
de bacterias más sorprendentes del mundo, a su vez, uno de los indicios
de vida más antiguos de la Tierra.
Los ojos de mar, parecen un milagro en medio de tanta desolación árida.
Son estanques en color turquesa que parecen inverosímiles, aún dentro de
un paisaje inverosímil como el de la Puna.
Aunque apenas lo
sospechamos, la vida está presente desde hace miles de años no muy lejos
de la superficie con los estromatolitos.
El clima, como en todo el altiplano, presenta temperaturas con
variaciones pronunciadas, por lo que es de imaginar que adaptarse no es
tarea fácil.
La vegetación, se va ausentando a medida que ascendemos en
altura, aunque con suerte, divisaremos ejemplares de flamencos, vicuñas,
llamas, zorros o guanacos, que deambulan en un territorio completamente
salvaje y apenas intervenido.
Llegar a Tolar Grande requiere de
tiempo y paciencia, porque no hay caminos rápidos ni facilidades para
desplazarse. Se encuentra a 387 kilómetros de la ciudad de Salta, la
capital provincial, y sólo se llega por tierra luego de atravesar
caminos que a veces no están en las mejores condiciones.
Sin embargo, es
el propio aislamiento uno de los puntos fuertes del lugar, sobre todo
para conservar intacto un paisaje magnífico y difícil de catalogar.